Relato " Malditos dragones"

 –¿Dragones? Eso no puede ser un dragón, seguro que era un pájaro grande, ellos se extinguieron incluso mucho antes de que el Pulso cambiara el mundo, deja de pensar cosas estúpidas.

Lo sabía, si mi hermana no cree que anoche vi un dragón sobrevolar la ciudad, ¿cómo me iban a creer los demás? Es que soy tonta, mejor lo guardo para mí, algún día alguien más lo que verá y ya no podrán evitar creerme, espero que nadie encuentre este diario, es el único lugar donde puedo plasmar lo que veo sin que me llamen loca. Y es que el dragón no es lo más extraño que he visto, la semana pasada vi un extraño caballo blanco, muy hermoso, con un cuerno en medio del frente, pero cuando los demás miraron ya no había nada, hace un mes vi una especie de vaca peluda que no sé de donde salió y que me siguió por todo el bosque que hay junto a una casa hasta que se acercó mi madre y otra vez que había desaparecido cuando ella miró y así casi todas las semanas.

Mi madre dice que tengo demasiada imaginación, que deje de inventarme fantasías y que empiece a aprender cosas necesarias para la huerta, porque dicen que hay un grupo de gente malvada que lleva a los niños y niñas que expresan ver lo que yo, aunque mi familia cree que esas personas son más peligrosas que los animales que yo veo.

Tan solo tengo 8 años y ya sé que debo esconder este diario en un sitio que por mucho que registren no lo vayan a encontrar, solo mi madre sabe dónde está escondido porque ella fue quien me enseñó el escondite.

Lo que no sabía la pequeña es que alguien más conocía de la existencia de aquel diario que con tanto entusiasmo ella escribe cada tarde en su tiempo de ocio.

No tardaron mucho en llegar a la casa aquellas personas que se hacían llamar La Nueva Inquisición, hombres malvados que sin ninguna cortesía entraron en el hogar de la niña y su familia. Al frente un hombre repugnante con cara de sapo que llevaba un libro en la mano, era el diario de Ángela, el que había guardado hacía unas horas. Era imposible, sabía lo que la sonrisa mezquina en sus labios significaba, de alguna forma agarrarían a la pequeña y se la llevarían, lo que no esperaba nadie es que eso no es lo que pasó en realidad. Primero se dirigieron hacia el padre, que no vio venir el puñal que dirigió directo al corazón de mano de un hombre encapuchado, sólo pudieron ver un remolino alto dirigirse hacia él y un destello plateado. Allí quedó saliendo a borbotones la sangre mientras sufría un inmenso dolor.

La siguiente fue su madre, que corrió hacia su marido para socorrerlo, aunque ya era tarde. Ella recibió un corte limpio que le separó la cabeza del cuerpo.

A Helena, la hermana mayor, la tiraron al suelo y un chico, casi de la misma edad que Ángela la acuchilló hasta que ya no fue sino un amasijo de carne.

El peor de los castigos fue para Ángela, que no solo tuvo que ver cómo mataban a toda su familia, sino que además fue colgada por los tobillos de uno de los palos. Pasarían horas antes de que muriese.

Antes de irse el hombre de cara de sapo se giró y sonriendo se dirigió con una voz rasposa tan fea como su cara:

– Esto es lo que pasa cuando escribes mentiras sobre animales fantásticos que nunca existieron, ah, y por si no lo sabías fue tu hermana la que nos dijo donde escondías el diario y nos explicó lo que habías estado diciendo sobre dragones y unicornios paseando como si nada.

Dicho esto, el séquito salió y precintaron la casa, nadie podría pasar y la niña moriría en aquella postura, viendo los cuerpos inertes de su familia tirados por el suelo.

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